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martes, 4 de junio de 2013

Lo que vale un TUIT

Nunca me había parado a pensar el valor de un solo tuit. 
Así, a priori, parece que no vale demasiado.
Ni siquiera que dé demasiada información, solo lo contenido en 140 caracteres.
Pues bien, esta sensación personal  ha cambiado de modo considerable.

Llevo un par de días, desde que me inicié hace ya bastantes meses, en el proceloso mundo de los tuits, que estoy (como si de un viaje astral se tratara)  actuando fuera de mi perfil de espectadora apasionada y profesional del SocialMedia y moviéndome activamente con mi yo más personal, en un tema educativo que me toca muy de cerca.

Y lo hago porque creo en el poder de las Redes Sociales. 

Así que, llegados a este punto: ¿Cuánto vale un tuit para ti?

¿Cuánto vale… cuánto cuesta… un tuit?

Tras meses escribiendo sobre sus beneficios, sus mecanismos, sus mediciones, sus reglas, sus resultados... cómo no utilizar esta herramienta que tengo (tenemos) a nuestro alcance, que son las Redes Sociales, para conseguir (o al menos, intentar) cambiar algo que, de otro modo, sería prácticamente imposible.

Algo contra lo que no podemos luchar de manera individual, algo o alguien con quien no tenemos canales adecuados de comunicación.

Y me refiero a situaciones cotidianas de hoy en día como son los recortes en la Educación Pública. Pues bien, ahora ha tocado en mi pueblo y, concretamente, en mi cole.

Allá que voy yo, con mis pistolas sociales apuntando al horizonte de la esperanza, disparando tuits a discreción, lanzando granadas de mano en Facebook, a todo tipo de contactos sociales: medios de comunicación, asociaciones, organizaciones, partidos políticos, sindicatos y finalmente, ayuntamiento y alcalde.

He dado por supuesto que los medios contestarían o, al menos, retuitearían la información, por aquello de la carnaza periodística, pero la verdad, que debe de ser el pan nuestro de cada día y no he causado excesiva conmoción.

Para mi sorpresa, el alcalde sí que contestó: -"Os apoyo al 100%"-
Ese tuit mereció un subidón: 


La contestación del alcalde me hizo volver a creer en el ser humano ("enamorarme de la humanidad", como rezaba David Montero en su entrada) o al menos, volver a congraciarme con los poderes fácticos. Había conseguido mi pequeño objetivo.

Los beneficios de la red se hacen palpables en el sentido más puro y genuíno: 

Intercambio de comunicación en donde una persona o compañía que satisface a un gran número de individuos o necesidades, responde de manera personalizada y única, a una consulta determinada (un "one to one" de toda la vida).

Mi algarabía duró poco. Tras un par de intercambios de tuits después:



-"No se puede hacer esa afirmación gratuita, si tienes pruebas dámelas"-

Perdonad la expresión y como esta entrada es bastante personal, me permito el lujo de decir simplemente que me quedé "a cuadros": ¿Quién le escribe los tuits al alcalde? ¿el becario? o ¿será que hemos vuelto a los tiempos del sheriff del condado del antiguo oeste?.

Tras esto, el valor de este nuevo tuit, cayó en picado hacia las profundidades del abismo marino como si de una acción de Bankia se tratara.

Este tiovivo de sensaciones, producidas por un solo tuit, han hecho que reflexionara sobre la base que sustenta una red social como Twitter: ¿Comunicación basada en emociones?

A veces, las emociones se traducen en necesidades, de todo tipo, pero ligadas íntimamente a la persona, persona que busca algo, encuentra e intercambia. Y es ese intercambio en donde se produce un efecto, efecto que puede ser negativo, positivo, auténtico o falso y que, al transmitirse,  retroalimenta a la red de nuevo.

Un poco caótico, lo sé, pero ahí radica la clave de su éxito.

Este cuento tiene un final, aunque no sabemos si será feliz o no.
El intercambio inocente de tuits, de esos 140 caracteres, ese trueque entre lo que yo necesitaba y lo que estaban dispuestos a dar, generó un interés que provocó una reunión, pasándose del ¿frío? entorno 2.0 al ¿cálido? ambiente del 1.0.

Y todo esto por el módico precio de un solo click.
Hasta pronto.

miércoles, 27 de marzo de 2013

La Community Manager de mi casa

Recientemente, descubrí un contacto de Twitter que se describía a sí misma como "Community Manager de mi casa".

El caso es que, sin indagar sobre cuáles han sido sus motivaciones para definirse de esa manera, divagaba yo en cómo sería aplicar en la casa de una, la metodología y la rutina empleadas por un Community Manager en su labor diaria.

¿Eres todo profesión o tienes tiempo para el corazón?

Lo primero que se me ocurre es identificar 5 tipos de comunidades en las que las estrategias a seguir serían sensiblemente diferente:

1. Hogar
2. Trabajo
3. Familia
4. Amigos
5. Conocidos.

Y de mi último post, "Marketineando en Tiempos Revueltos , #MarketingAnti-Crisis", recupero una frase que resumía el cambio estratégico de visión de las empresas ante sus clientes, hoy día, en un mercado en crisis:

"Conocerlos, saber sus necesidades, sus intereses, qué les impulsa a la compra, cómo fidelizarlos y cómo satisfacerlos".

Pues nada, ya tengo tarea!

La cuestión es que si, en mi quehacer diario (mantener ordenada y limpia la casa, la ropa, hacer la compra, la comida, cumplir mi jornada laboral y el cuidado de hijos), incluyo las tareas del community...

Sitio web malagamarketingonline.com
- Revisar si hay algún problema urgente que deba resolver de inmediato.
- Escuchar atentamente lo que tenga que decir mi pareja, hijos o amigos con el fin de conocer sus necesidades e intereses.
- Dedicar un tiempo -considerable- a hablar con ellos, ver la actividad en cada una de mis comunidades, saber si hay novedades, saludarles amablemente, desearles un buen día, agradecerles cualquier mención que digan sobre mi o, por el contrario, resolver alguna incidencia que haya podido tener con ellos. 
Si es posible, repetir esta rutina en la tarde.
- Colgar, en los medios que dispongamos, fotos o vídeos, sobre mi vida, mi actividad, que realizará la función de acercarme a amigos y familia distanciados en el tiempo o en el espacio. Darles a conocer mis novedades y mi disponibilidad para que cuenten conmigo.
- ¿Puedo hacer algo por alguna de mis comunidades? ¿Necesitan de mi ayuda? ¿Les puedo facilitar la vida? (fomentar algo el engagement).
- Un poco de introspección (análisis): ¿Lo estaré haciendo bien? ¿He de cambiar la estrategia?.
- Un informe semanal para el marido no estaría nada mal, en el que le haríamos ver todo lo conseguido (o no...) en esos siete días.

La realidad es que supondría un gran esfuerzo! 

Aparte de caer rendida de cansancio, sobre todo mental, imagino que el resultado sería una comunidad mucho más unida, más conocedora de los intereses comunes.

Dejando a un lado las bromas, ¿no tenéis la sensación que, a veces, tratamos mejor a nuestros clientes, contactos, conocidos en las redes, que a nuestra propia y verdadera COMUNIDAD?

Os dejo una de las muchas infografías que representan las tareas de un Community Manager de verdad ;-).

De comenzandodecero.com

Hasta pronto!

lunes, 11 de marzo de 2013

La Becaria de #Publicidad que se convirtió en Princesa de lo #SocialMedia

Publicidad, Redes Sociales
Érase una vez una becaria, recién licenciada en Publicidad, que llegó a una Agencia. Lo que descubrió allí no tenía desperdicio. No se dio cuenta que estaba asistiendo al devenir de una era, al anochecer de una época dorada.

Con el paso del tiempo, la chica empezó a recordar esa etapa, y lo hacía con mezcla de nostalgia e incredulidad  ya que los cambios acontecidos habían sido muchos y muy variados.

Recordaba aquellos PC's del departamento de Administración. Torres que reposaban en el suelo y que ocupaban mucho sitio. Solo estaban conectadas a la impresora, y ésta se quejaba constantemente emitiendo sonidos extraños, similares al chirriar de mil puertas.

Qué diferencia con los ordenadores de Cuentas y, sobre todo, del Estudio! Eran elegantes y modernos Mac's que hacían las delicias de cualquier geek de nuestro pasado más reciente.

Cuando la becaria tenía que mandar una información por escrito al cliente, usaba el fax, y como frecuentemente daba error, guardaba el "rapport" que vomitaba el extraño aparato, acumulando hasta el infinito papeles en la carpeta del anunciante en cuestión, mientras el ruido generado por tan útil aparato parecía querer competir con el de la quejosa impresora.

Cuando asistió a la llegada del "modem", indiscutiblemente, le concedió el primer puesto de engendros emisores de sonidos desagradables. Y por supuesto, el de indiscreto.
Cuando la becaria se conectaba, acuciada por una incipiente curiosidad que luego se convertiría en algo mas, absolutamente toda la oficina lo sabía (por aquello del ruido) y como las conexiones eran carísimas y se medían por el tiempo de uso, solo podía hacerlo si la acción estaba más que justificada.

Qué liberación la tarifa plana!

Cuidaba con amor del archivo de "jingles", ordenados por orden alfabético(clientes) y fechas, acumulados en cómodos y modernos cassettes de audio.



Pero a ella, en realidad, lo que le fascinaba era el sótano de dos habitaciones, en donde se guardaba la perla de la agencia:

En una de ellas, una gran mesa, en la que se trabajaban los bocetos y las artes finales. A menudo, el estudio pedía auxilio a la becaria para pintar las camisas con colores.

Era en esas "camisas" (un papel vegetal sujetado al borde superior del foam que soportaba la impresión de resolución fotográfica pegada con spray adhesivo) en donde se indicaban las instrucciones a la imprenta mediante flechas, se apuntaba cuidadosamente, el nº de Pantone que informaba del color corporativo del cliente y, cualquier otra anotación pertinente que asegurara la perfecta reproducción.



En la sala contigua, completamente a oscuras, descansaba la "Eskofot",  manejada por una persona dedicada, casi exclusivamente, a esa actividad. La Eskofot le parecía a la becaria una máquina cuasi industrial, regada con gran variedad de líquidos inflamables que impregnaba el ambiente con olores que atenazaban la garganta pero necesarios para la reproducción de la película (a veces, imágenes y otras, texto) que componía el arte final que finalmente, la becaria, a través del mensajero habitual, enviaba a fotomecánica.



Por si acaso fallaba o para retoques de última hora, se preocupaba de cuidar y mantener, varias cajoneras repletas de "letraset" y vinilos adhesivos de múltiples formas y colores.



Con la llegada de Internet, todo se revolucionó y se empezó a funcionar mucho más rápido: Mails que sustituían el fax,  y documentos digitales e imágenes en alta resolución que enviábamos, como por arte de magia, y que reemplazaban, no sin cierta tristeza, las horas dedicadas a colorear camisas.

Todos conocéis cómo continúa la historia.

La becaria trabajó duro y durante mucho tiempo, de la única forma que había conocido. Pero poco a poco, comprendió que todo ese trabajo le había conducido hasta el momento mismo del cambio, le había preparado para la adaptación y para asimilar, de un modo natural, toda esa innovación.

Fue, en ese momento, cuando se convirtió en la Princesa de lo Social Media.

Y colorín, colorado, este cuento...aún no se ha acabado :-)

"Cuando llega el tiempo en que se podría, ha pasado en el que se pudo" (Marie Von Ebner)


lunes, 18 de febrero de 2013

Redes Sociales ¿Espejismo o Realidad?

Para un Community Manager o profesional que gestione las redes sociales de su empresa, conocer las tripas de la red es fundamental. Hay que vivirlas para poder, más tarde, sobrevivirlas.
Tienes que haber probado, lo que yo llamo, el vómito emocional.

Recordando una anécdota, hace algún tiempo, una amiga me dijo a través de Facebook: -" Vaya una vida más ajetreada que llevas, de aquí para allá, estás todo el día pasándolo genial!"- y yo pensé, para mis adentros: -"Pero si llevo la vida más recogida que existe, que ni una monja de clausura..."-

Claro está que, revisando mis últimas actualizaciones del muro, pues efectivamente, parecía que llevaba una vida de salidas, viajes, acontecimientos y felicidad imparable. ¿Mentía? No, simplemente solo mencionaba ciertos acontecimientos que sucedían esporádicamente en mi vida pero que colocados en un muro, uno detrás de otro, parecían llenar mi existencia de una desenfrenada actividad.

¿Quiere eso decir que lo que mostramos en la Red no es real, es solo un espejismo?
¿Es una realidad distorsionada? Y si fuera así, ¿es algo negativo?

Sitio web www.mi-web.org
Son varias cuestiones pero vayamos por partes.

Siempre he defendido Internet y su mundo virtual, desde sus inicios. Por ser una ventana abierta al mundo, por permitirnos acceso ilimitado a la comunicación.

Internet y su evolución hacia las  redes sociales, blogs, microbloggins, etc... son un escenario que refleja la realidad que está fuera y que no tiene por qué ser falsa.
¿Qué ocurre entonces?
Que solemos exponer en ellos la parte agradable de nuestras vidas. Compartimos lo bueno (a veces ni siquiera por dar envidia, que de estos, también hay) y lo que pensamos que puede interesar. (Qué casualidad, igual que los Community Managers!

Por tanto....

1º ¿Es real lo que mostramos en la red? Sí, es real
2º ¿Es un espejismo? No, forma parte de la vida de una persona, empresa o producto.
3º ¿Es una realidad distorsionada? No, solo que muestra una parte de su realidad
4º ¿Es negativo? No, hay que ser consciente de que existe otra parte -igual de real- pero que no se muestra.

Así que, Commnunity Managers de la vida, estrategas de lo Social Media, si queréis salir bien parados de la selva virtual que supone una red social:

- Sed realistas.
- Ser empáticos. Ponerse en el lugar del otro, siempre funciona.
- Resaltad lo positivo pero no rayando en la perfección, comunicad vuestra intención de mejorar.
- Seducir! los importantes son ellos no vosotros.
- Ofrecer contenidos de interés, sobre vosotros y/o vuestro producto y además, de temas relacionados que puedan aportar información valiosa para vuestra comunidad.


No seáis como aquel que no pierde una sola oportunidad en publicar constantemente lo bien que le van las cosas, el magnifico trabajo que tiene, los viajes por medio mundo, las fotos de las suits, de sus supernovias, etc, ...

Seguro que ese amigo es el perfil más vacío y solo de la red ;-)
Hasta pronto.