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domingo, 21 de diciembre de 2014

Vaya guasa con el guasap!

La verdad es que este post me sale de dentro, del tiempo en el que estamos, de lo que leo y veo a mi alrededor. Amigos, compañeros de profesión, que ponen en sus estados: "Desconectando..."

Yo misma, que en una actualización del face, puse: "Nomofóbica perdida" porque ese día me había quedado sin batería a mitad de mañana (y sin cargador), y me quedaban muchas horas por delante, desconectada...

Nomofobia, teléfono móvil
Nomofobía o miedo irracional a perder el móvil o a estar sin él. La dependencia al dispositivo electrónico genera una infundada sensación de incomunicación en el usuario cuando este no puede disponer de él, bien porque lo haya dejado olvidado en casa, bien porque se haya agotado su batería o esté fuera de cobertura.

En nuestro día a día vamos tan acelerados que no nos da tiempo a racionalizar o, al menos, pararnos a pensar un poco sobre esto. Pero cuando tu ritmo diario da un frenazo, en verano o en Navidad, como ahora, surgen inquietantes dudas.

Pensé que mi media naranja (un anti 2.0) exageraba cuando regresó de su comida de empresa, más que extrañado, porque sus compañeros comensales en esa ocasión, se pasaron la mayor parte del tiempo con la mirada puesta en sus móviles, en vez de interaccionar con los demás en la comida de Navidad.

Yo misma lo iba a comprobar en nuestra cita anual de amigos para celebrar la Navidad. Cierto es, que todos con hijos de más o menos edad, llevábamos los móviles (los cuales pusimos sobre el mantel) bien visibles para estar informados al instante de cualquier novedad.

También es cierto, que personas como yo, adictas a perpetuar en la retina momentos felices, no desperdician oportunidad para hacer una foto y quieren el móvil a su ladito.

Móvil, Nomofobia
Pero, a pesar del buen ambiente, la confianza, los años que teníamos de conocernos, se crearon "grupos internos de whatsapp" a los que parte de la mesa no teníamos acceso.

El ambiente seguía siendo bueno, pero parecía que la fiesta estuviera en otro lugar, fuera de los 28 que éramos en esa mesa. Sinceramente, creo que algo fallaba.

Solo es una reflexión navideña. Yo misma,  defensora a ultranza de la comunicación a través de todos los medios posibles que la tecnología ponga a nuestro alcance, me planteo la necesidad de establecer ciertos  límites.
Móvil, Navidad


Como dice uno de los relatos de Navidad del blog "Pescando Palabras y Redes":
"Los móviles tintineaban, posiblemente, llenos de mensajes, en el interior de los cubos de metal. Sin embargo, aquella noche, se convirtieron en un simple himno musical de fondo, casi inapreciable, para unas Navidades."
Cuidemos nuestras generaciones venideras.

No hay que olvidar que en la prevención de esta fobia, los padres tenemos el papel fundamental, comenzando con dar buen ejemplo:

Sigamos los consejos de aquellos más sabios:

  • Es importante que no dispongan de acceso a Internet desde su habitación.
  • Hay que hacerles conscientes del valor y coste de su móvil.
  • Deben dormir siempre con el teléfono apagado.
  • No permitir su uso en comidas, cenas u otras situaciones en que utilizarlo es síntoma claro de mala educación. 

Cuéntame tu opinión...o mándame un guasap con guasa! ;-)
Hasta pronto!

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